lunes, 15 de agosto de 2011

Daniel 9:20-27

Juan Stam

Este fascinante pasaje se ha prestado para una enorme cantidad de especulación y fantasía apocalíptica pero casi nunca se analiza en su contexto.[8] El autor nos dice que en el primer año del rey Darío (539 a.C.) él estaba leyendo la profecía de Jeremías y quedó profundamente impactado por el pasaje que anuncia que Jerusalén estaría en ruinas durante 70 años (Jer 25:11; 29:10).[9] Por alguna razón no totalmente clara, ese texto conmovió en Daniel una tristeza y un arrepentimiento muy profundos, que se articuló en una muy larga oración (9:4-19).[10] El autor estaba preocupado por la condición de su pueblo, que ;el entendía como consecuencia de sus pecados. Le preocupaba el futuro de su nación y ciudad; nada indica que estuviera pensando en un futuro remoto o en el fin del mundo.

En medio de su ferviente plegaria y confesión de los pecados suyos y de la nación, el ángel Gabriel le interrumpió (9:20) para reinterpretar los 70 años de Jeremías como siete semanas de años, o sea 490 años (Dn 9:23-27). El primer paso para entender estos densos versículos consiste en corregir unas traducciones poco exactas que confunden la interpretación.[11] La palabra "Mesías" en 9:25,26, que sugiere una referencia a Cristo, debe traducirse más bien "el ungido".[12] La palabra hebrea MâShîaJ aparece 39 veces en el Antiguo Testamento y en ningún otro pasaje significa (o se traduce) "Mesías". En el Antiguo Testamento ese título no se aplicaba al esperado Salvador sino a los reyes (aun Ciro de Persia, Isa 45:1), sacerdotes y profetas. Para el esperado Salvador había otros títulos -- hijo de hombre, hijo de David, Siervo Sufriente etc -- pero nunca se llamaba "el Mesías" hasta cerca de 200 a.C.(1 Enoch 48:10). Aunque parezca curioso, en todo el Antiguo Testamento el Mesías no se llamaba "Mesías".

Otras dos traducciones de Reina-Valera pueden confundir la interpretación. La frase "hasta ungir al Santo de los santos" (9:24 RVR) podría entenderse de la persona de Jesús, pero es más bien una referencia al Lugar Santísimo del templo. La frase alude a la restauración del templo, junto con la de la ciudad, y se traduce mejor "consagrar el lugar santísimo" (NVI). Además, la frase "hasta que venga la consumación" en 9:27 (RVR) parece sugerir el fin del mundo. Se traduce mejor con "hasta que le sobrevenga [al desolador] el desastroso fin que le ha sido decretado" (NVI).[13]

Corregidos estos errores y bien traducido el pasaje, el texto no parece referirse a la venida de Cristo ni (¡mucho menos!) a la gran tribulación al final de la historia. Llama la atención que el Nuevo Testamento no hace la menor referencia a las setenta semanas, ni como profecía de la fecha del nacimiento de Jesús ni como profecía de la crucifixión ni de la gran tribulación,[14] Eso indica que entendían que esa visión ya se había cumplido. Un amplio consenso de estudiosos, que incluye a muchos evangélicos (p.ej. F.F. Bruce), concuerda en que todo el pasaje describe la tiranía y sacrilegio de Antíoco Epífanes (175-163 a.C.).[15] En el contexto, el propósito del pasaje es el de ayudar a los lectores a interpretar los sufrimientos del pueblo bajo Antíoco Epífanes.

Notas:
[8] La exégesis de este pasaje es compleja, con muchos problemas difíciles y las más variadas interpretaciones. Sólo pretendemos hacer unas observaciones básicas como orientación inicial al texto y una alternativa a las opiniones tradicionales.
[9]Aquí tenemos el fenómeno muy especial que un autor bíblico comente un texto de otro autor bíblico, hasta por nombre. Curiosamente Jesús, según los evangelios sinópticos, a su vez comenta la frase de Dan 9:27, "la abominación desoladora", mencionando también a Daniel por nombre (Mt 24:15 y paralelos).
[10] Es probable que Daniel sentía que a los setenta años del exilio, Jerusalén no estaba restaurada como había esperado y que esa demora se debía a los pecados de ellos. Por eso, Gabriel reinterpreta los 70 años como 70 semanas de años.
[11] Estos problemas de traducción son de la versión Reina-Valera. Casi todas las nuevas versiones traducen el pasaje más exactamente.
[12] Es muy probable que el título se refiere al sumo sacerdote Onías III en tiempos de Antíoco Epífanes.
[13] Vale la pena mencionar también que el pasaje no ofrece ninguna base exegética para insertar un largo período de tiempo entre la semana 69 y la 70.
[14] Jesús menciona "la abominación de desolación", cometida por Antíoco Epífanes, como pre-figuración de la profanación y destrucción del templo por los romanos (Mt 24:15-22). Ya que Jesús menciona a Daniel, es tanto más sorprendente que no aluda a las setenta semanas.
[15] Esta conclusión exegética es válida independientemente de la fecha que se le asigna al libro mismo. Si es profecía predicitiva, se cumplió con la tiranía de Antíoco Epífantes.


Fuente:
http://www.ticosnet.com/dnn/Default.aspx?tabid=110&EntryID=333

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